¿Cómo llevó la Revolución Francesa al desarrollo del sistema métrico?
La Revolución Francesa evoca imágenes de María Antonieta, turbas enfurecidas y guillotinas. Pero, en medio de toda la agitación y convulsión, nació la precisión del sistema métrico que utilizamos en la actualidad. La misma revolución que arrasó con la monarquía francesa y el sistema feudal también eliminó la forma anticuada y poco uniforme de medir que se utilizaba en el país hasta aquel momento. Con el paso del tiempo, transformaría la medición en todo el mundo. Al igual que la revolución, el sistema métrico, con sus metros, litros y gramos, era una idea a la que había llegado el momento de triunfar.

Los topógrafos franceses Pierre-François-André Méchain y Jean-Baptiste-Joseph Delambre fueron enviados a medir el arco terrestre entre Dunkerque y Barcelona con el ánimo de crear una medición universal de la distancia. Sus mediciones presentaban algunos errores, pero se afianzó la definición del metro. Autoría: NIST
Para muchos revolucionarios franceses, el sistema métrico sirvió como importante símbolo de cambio. Al alejarse del antiguo sistema de medición, también se liberaron simbólicamente del antiguo régimen de la monarquía y la nobleza. El metro, el kilogramo y el litro se convirtieron en símbolos de un nuevo país racional e iluminado, donde la democracia había sustituido al poder por herencia.
¿Cómo funcionaba la medición antes del sistema métrico?
El precursor del sistema métrico era caótico, por decirlo sin excesivos aspavientos.
En Francia, y en toda Europa, era habitual utilizar diferentes unidades de medida en función del producto que se estuviera midiendo: por ejemplo, el vino se medía con unidades distintas a las de la leche. Los patrones de medición variaban de una localidad a otra, e incluso entre comerciantes. Las herramientas utilizadas en el proceso de medición rara vez estaban normalizarlas, por lo que replicarlas era tarea difícil. El "cup", medida anglosajona tomada de una taza, haría referencia al recipiente concreto; una "vara" sería lo propio.
Como cabría esperar, estas características propias hacían que comprar y vender mercancías resultase complejo: las acusaciones de trampas y estafas eran habituales, aunque demostrarlas no era tarea sencilla.
El sistema métrico: mediciones con base natural
En lugar de las antiguas herramientas de medición poco fiables, el sistema métrico introdujo un sistema de medición sustentado en la realidad natural, lo que significaba que cualquiera podía replicar las mediciones; básicamente servía como una forma de democratizar las mediciones. El metro, por ejemplo, se definió como una diezmillonésima parte de la distancia entre el polo y el ecuador. Las unidades para medir la capacidad y la masa (el litro y el gramo) se generaron a partir del metro y, en consecuencia, todas y cada una de las unidades del sistema métrico dependen en última instancia de la medición de la tierra.
La Academia Francesa de Ciencias estaba tan comprometida con el concepto de medición imparcial que enviaron un equipo de topógrafos para medir diligentemente el arco de la tierra. Su objetivo era derivar la longitud entre el polo y el ecuador analizando el "arco" de la tierra entre la ciudad francesa de Dunkerque y Barcelona. Cabe señalar que los inspectores, encabezados por Pierre-François-André Méchain y Jean-Baptiste-Joseph Delambre, cometieron algunos errores en sus mediciones. No obstante, el medidor que idearon ha sobrevivido, sin cambios, hasta nuestros días.
La Asamblea Nacional Francesa y los cálculos en base 10
Durante el apogeo de la Revolución Francesa, en 1790, la Asamblea Nacional ordenó a la Academia de Ciencias crear el nuevo sistema de mediciones. La asamblea pidió un sistema que fuese fiable, sencillo y uniforme, y la respuesta de la academia consistió en un plan para hacer que el sistema métrico resultase sencillo de utilizar. Cada unidad se dividió en pequeñas subunidades por división en decenas. Esto facilitó los cálculos: había dejado de multiplicarse por 12 (para convertir pulgadas en pies) o por 16 (para hacer lo propio entre onzas y libras).
Napoleón y la posterior época
Napoleón Bonaparte fue abiertamente crítico con el sistema métrico: aseveraba que quienes lo propusieron estaban "atormentando a la gente con trivialidades". El emperador introdujo su propio sistema de medición, un sistema métrico modificado que hacía uso de las denominaciones anteriores para nuevas cantidades.
Sin embargo, el verdadero sistema métrico ya había echado raíces y se expandió rápidamente. A mediados del siglo XIX ya había arraigado en Francia y se había extendido a gran parte de Europa. Inglaterra se resistió al sistema, pero en última instancia incluso los británicos se vieron obligados a utilizar el sistema métrico para el comercio internacional.

Esta primera versión del kilogramo de la Francia de la década de 1790. Puede que durante algún tiempo haya sido el tesoro de un pirata. Autoría: NIST
Reconocimiento internacional
En 1875 se reconoció oficialmente al metro como patrón internacional de medición. Ese mismo año, los líderes mundiales firmaron la Convención del Metro. Estados Unidos, que se estaba convirtiendo en una potencia mundial, también participaron de la firma. El tratado dio lugar a la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, que se encargó de supervisar las mediciones normalizadas y de emitir prototipos de metro a todas las naciones participantes.
En países como los Estados Unidos, que se resistieron a adoptar el sistema métrico, científicos e ingenieros sí que hicieron uso del sistema: sus medidas normalizadas y unidades decimales lo hacían idóneo para estas disciplinas.
En 1960, la Conferencia General sobre Pesos y Medidas revisó y actualizó formalmente el sistema métrico, y fijó unidades básicas para el tiempo, la corriente eléctrica, la temperatura termodinámica y el mol. El sistema métrico actual se conoce como el Sistema Internacional de Unidades, o SI (por sus iniciales en francés se lo denomina así también en países no francoparlantes).
El sistema métrico ha experimentado una serie de cambios desde que fue defendido por primera vez por los revolucionarios franceses de finales del siglo XVIII, pero su fundamentación de las unidades normalizadas sigue siendo la misma.