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Las diferencias entre los comprobadores de tensión podrían ser electrizantes

Seguridad

Si visita un lugar de trabajo donde los electricistas llevan a cabo su labor, probablemente verá algún comprobador de tensión. Estos cómodos dispositivos, que a menudo caben en el bolsillo de la camisa o del pantalón, tienen éxito porque identifican rápidamente la presencia de tensión. Eso los convierte en extremadamente prácticos para comprobaciones generales de tensión. Los comprobadores de tensión son, por tanto, muy usuales entre los electricistas. Sin embargo, existen grandes diferencias entre estos dispositivos. Las diferencias se manifiestan en términos de seguridad, fiabilidad y comodidad.

Si echa un vistazo a los comprobadores de tensión existentes en el mercado y anota las diferencias más importantes, se dará cuenta rápidamente de que se dividen en dos categorías generales: comprobadores de solenoide y electrónicos. Los comprobadores de solenoide gozan de una larga tradición,. ya que fueron los primeros comprobadores de tensión y, todavía hoy, su uso está muy extendido.

Cuando la tensión pasa un cierto umbral, el comprobador indica la presencia de tensión. Por debajo de ese umbral, el comprobador no indicará tensión alguna. Los umbrales de las dos categorías de comprobadores son notablemente distintos, por lo que el uso de uno u otro comprobador tiene implicaciones importantes en términos de seguridad y comodidad. Hagamos una comparación más detallada de los dos tipos de comprobadores para que pueda extraer sus propias conclusiones sobre el instrumento que quiere añadir a su caja de herramientas, o mejor dicho, al bolsillo del pantalón.

Comprobadores de tensión de tipo solenoide

Estos dispositivos funcionan, tal y como indica su nombre, sobre los principios de un solenoide. El solenoide depende del movimiento de un núcleo de ferrita denominado espira en relación con la energización o la des-excitación de una bobina electromagnética. La función de indicación de

Este comprobador de solenoide experimentó una falla catastrófica tras recibir un pulso de tensión. Incluso con un variador de óxido metálico (véase A), la unidad se destruirá por sobrecalentamiento (véase B)

de estos comprobadores depende de un muelle, que mueve un puntero mecánico. El muelle oprime la espira, que se desplaza hacia uno de los extremos de su cámara, según la energía de la que disponga la bobina, para permitir que la espira supere la resistencia contraria del muelle. La energía necesaria restringe la sensibilidad de los comprobadores de solenoide. En Estados Unidos, un comprobador de solenoide útil tendrá la posibilidad de medir tensiones de hasta 480 V o más. La capacidad de medir altas tensiones limita las posibilidades de detectar tensiones por debajo de 100 V aproximadamente, debido al insuficiente rango dinámico de los imanes, que constituye el punto débil de los comprobadores de solenoide. Pruebe a usar uno en circuitos de control de 24 ó 48 V: es como usar un palo de madera.

Un inconveniente importante de los comprobadores de tipo solenoide es su impedancia de entrada relativamente baja (10 kiloohmios en el mejor de los casos, aunque con frecuencia no supera 1 kiloohmio). Si aplica la Ley de Ohm, observará cómo los comprobadores de solenoide dejan sentir su presencia en un circuito como cargas (y, por lo tanto, interfieren en el funcionamiento de ese circuito). La relativamente alta corriente de los comprobadores de solenoide implica un incremento significativo del calor. Este calor puede ser suficiente para sobrecalentar los comprobadores hasta el punto de deteriorarlos si se prolonga el tiempo de medida de la tensión. De hecho, deberá dejar que transcurran periodos de enfriamiento (en torno al medio minuto) al realizar lecturas con estos comprobadores de solenoide. Por tanto, el factor tiempo se convierte en un elemento importante: si se interrumpe el funcionamiento del controlador lógico programable (PLC) y el jefe de la fábrica comienza a protestar por las enormes pérdidas de producción ocasionadas, usted quedará a merced de esta limitación. Incluso la comprobación del receptor puede ser imprevisible. Evidentemente, se puede contar con varios comprobadores distintos y alternar su funcionamiento. pero, para empezar, eso contradice una de las buenas razones para usar un comprobador pequeño.

Los comprobadores de solenoide son generalmente incapaces de cumplir con los requisitos de IEC 61010 debido al exceso de corriente, un insuficiente rendimiento de resistencia dieléctrica y su destrucción como consecuencia de los transitorios que se generan en la red eléctrica.  Éste es uno de los motivos por el que muchas compañías prohíben el uso de comprobadores de tensión, en general, en dispositivos que no sean circuitos de control de 24 V. Algunas incluso prohíben su utilización en cualquier caso. En un momento, atenderemos a las razones que nos hacen reconsiderar esas restricciones, al menos en su aplicación sobre comprobadores de tensión electrónicos clasificados por categoría.

La presencia de altas corrientes en los comprobadores de solenoide tiene otro punto débil. La aplicación de la Ley de Ohm a los comprobadores de solenoide de baja impedancia muestra con qué facilidad se puede transmitir una corriente letal por el comprobador. El uso de guantes aislantes puede reducir el riesgo de descarga eléctrica, pero estará expuesto a un arco de tensión en todos los casos. Efectivamente, hay soluciones menos seguras que emplear un comprobador de solenoide. Pero también hay cosas más seguras que podría hacer, como, por ejemplo, usar un comprobador de tensión electrónico a cambio.

Comprobadores de tensión electrónicos

La primera ventaja notable de los comprobadores de tensión electrónicos en comparación con sus homólogos más antiguos es su diseño robusto y compacto

Resistores que limitan la corriente (vea C) protegen este comprobador electrónico, lo cual genera un mecanismo de fallo previsible cuando el comprobador queda expuesto a pulsos eléctricos.

De este modo, se facilita el transporte al tiempo que disminuye la probabilidad de deterioro. Pero estos avances parecen poco significativos en comparación con las importantes ventajas de seguridad propiciadas por la más alta impedancia de entrada de los comprobadores de tensión electrónicos. Algunos de estos comprobadores tienen una impedancia de entrada de un megaohmio (aproximadamente 100 veces superior a la del mejor comprobador de solenoide). En el peor de los casos, hablamos de 20 kiloohmios en los comprobadores de tensión electrónicos, lo cual duplica la capacidad del mejor de los comprobadores de solenoide. Si sencillamente se aplica la Ley de Ohm, las ventajas son evidentes:. se trabaja con una corriente de entrada significativamente inferior,. lo que se traduce en mayor seguridad. También implica menos tiempo de espera para que los instrumentos se enfríen en el intervalo entre lecturas. Funcionan a menor tensión y generalmente disponen de niveles de seguridad según IEC. La fotografía 2 muestra la protección de entrada del circuito. Esto facilita el trabajar de forma más segura y rápida.

Una mayor impedancia también presenta un inconveniente: un comprobador electrónico puede indicar tensión en un conductor sin corriente (por ejemplo, las tensiones fantasmas). Esto puede ocurrir cuando un conductor induce una tensión en otro conductor paralelo a él. Esta indicación de tensión puede suponer una desventaja en caso de mostrar un falso positivo. Pero, ¿quién sabe?, también le puede resultar ventajoso. Porque no le transmitirá una falsa idea de tranquilidad haciéndole creer que un conductor con corriente no la tiene. Imagine que el comprobador de solenoide no le advierte de que el cable está a punto de verse afectado por una tensión de 80 V. ¡Menudo susto!, ¿no?